jueves, 20 de noviembre de 2008

Luz Amable

Bajo tu tamiz dorado y ocre
Luz amable
por la senda y por el barro
en la lucha y el sosiego
¡aún en mi ausencia presente!

Entraña de todas las cosas
su vida y su destino
juez imperturbable y amigo conmovido
Luz amable
Mi puerto y mi remanso.

Luz amable
cimentada en la Sangre
Serena y transida de Pasión
icono de dolor y de victoria
Amor sobre todo amor

Dolida e invicta
y ahora serena
mi luz, Luz sobre toda luz
Luz amable

El alimento de mi fe
y horizonte de mi esperanza
mi Dios, mi patria
la Salvación

Hombre resucitado
gloria inmarcesible
abrazo y promesa
Luz, Luz sobre toda luz
inevitable, ¡amable!

martes, 4 de noviembre de 2008

Comienzo y fidelidad

Me he resistido a recomenzar esta labor. ¡Son tantas las obligaciones nuevas! Mi vida ha dado en la serenidad un cambio de rumbo inesperado. Derrepente siento el peso de la responsabilidad, y la clara sensación de indignidad, y de que todo a partir de ahora me superará siempre con creces. Pero ahí está la fe, la que hace que se pueda aspirar a la audacia sin por ello significar que uno se vea avocado irremediablemente a la soberbia.
De párroco de pueblo a Canciller Secretario de una diócesis. De incertidumbres y desasosiegos a ir finalizando los estudios felizmente. De las sombras inevitables que tienen los cambios en la vida a la luz de la estabilidad puntual. Tras el temporal, la llegada al puerto (haven en inglés, ¡tan similar a heaven!).
Sé que saldré a navegar de nuevo en este camino, que la tranquilidad es solo un respiro, que la responsabilidad es enemiga de la comodidad, que la tensión por crecer es incompatible con el contento. Llegarán sin duda los nuevos retos, y solo pido a Dios poder permanecer fiel siempre, y que Él sea siempre lo inamovible de mi vida